
El viacrucis se remonta muchos años atrás, cuando
en el gobierno del entonces presidente Hipólito Mejía se iniciaron los
trabajos para la construcción del liceo secundario de este poblado.
Desde entonces, ha sido una pesadilla para padres y
estudiantes, pues una década después no ha habido forma de concluir la
obra, a pesar de que la estructura se encuentra avanzada en casi un 80
por ciento.
Esta es una pobre comunidad enclavada entre
bosques y montañas, de gente trabajadora y esperanzada en el progreso y
el desarrollo, de ahí su ardor y ahínco por la educación.
Reporteros de El Nuevo Diario visitaron el lugar,
palparon la paralización de los trabajos y tomaron el pulso de una
comunidad que está notablemente decepcionada por la indiferencia de las
autoridades en todos estos años.
Apenas ante la llegada de reporteros de este
diario los comunitarios se manifestaron impotentes, porque sus reclamos a
lo largo de todos estos años no han sido escuchados.
El tiempo pasa inclemente, y junto a la falta de
atención de las autoridades competentes los bachilleres atraviesan por
imborrables penurias recibiendo clases en una “rancheta”, que sería
adecuada para el criadero de gallinas, pero ni siquiera es apta para una
granja debido a pronunciados boquetes en el techo, que dan entrada al
candente sol y al ingreso de agua en tiempos de lluvia.
Las condiciones de esta “rancheta” son
verdaderamente deplorables. Apersonarse allí es chocar con la cruda
realidad de saber de la existencia de una “escuela” que viene a ser un
punto negro en el recién iniciado pacto por una reforma educativa.
Cuando las fuerzas del reclamo parecieran agotarse
por el largo tiempo sin respuesta, Rafael Enrique Fernández, presidente
de la Asociación de Padres y Tutores, dice que “a la comunidad solo le
falta visitar el Palacio Nacional para ver si el presidente Danilo
Medina -a quien ven como último recurso- se apiada de la comunidad
estudiantil de Hernando Alonzo”.
“Siempre nos han dado calmante, pero ya los
estudiantes no aguantan más entretenimiento, porque como usted puede
ver, señor periodista, las condiciones son espantosamente inhumanas”,
dijo Fernández.
Cuando se le pregunta a gente de la comunidad del
porqué la solución de un problema vital se ha prolongado por tanto
tiempo, la respuesta es única: “Se dice que hay un problema de dinero
entre el ministerio de Educación y el ingeniero contratista”.
La comunitaria Margarita María Hilario relata que
el intento de un nuevo liceo inició en la postrimería de la gestión de
Hipólito Mejía, llegándose a construir la zapata y levantarse algunas
vigas, pero luego todo fue derrumbado sin que nadie de la comunidad
conozca las verdaderas razones.
Posteriormente, en el inicio del período del
Leonel Fernández 2004-2008, el proyecto del liceo fue retomado,
asignándole la obra a un ingeniero de apellido Aguasviva, quien perdió
la concesión de la edificación hasta que la misma cayó en poder del
ingeniero Aníbal Rincón, quien es el actual responsable.
Mientras el misterio de la falta de terminación
del liceo local se esconde en los bosques silenciosos de aquí, el año
escolar para los bachilleres amenaza seriamente con perderse, si no se
produce oportunamente la intervención de un hombre que demuestra interés
por la educación: Danilo Medina.
Este lunes el intento de clase fue incidentado
cuando padres y estudiantes trasladaron los pupitres a la edificación
inconclusa del liceo, teniendo que intervenir la Policía Nacional.
Nadie sabe por qué no se termina el liceo, y la falta de respuesta agota la paciencia de la comunidad.
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